_________________________________________________________
“Predilección de San Juan Bosco por los jóvenes”
_________________________________________________________
Don Bosco sintió toda su vida un gran afecto por los jóvenes, especialmente pobres y abandonados. Su propia experiencia de huérfano de padre a los dos años, le dejó huella y comenzó a despertar en él un especial interés por esos muchachos vulnerables y expuestos a situaciones de riesgo.
Siendo joven sacerdote fue testigo directo de dos acontecimientos que le marcaron profundamente y le llevaron a comprender que Dios le llamaba a ser padre y amigo de los muchachos de la calle. Ambos sucesos están enlazados entre sí.
El primero de ellos fue el ver un número grande de jóvenes deambulando solos, desorientados y hambrientos por la ciudad de Turín (Italia), que en aquel momento estaba experimentando un fuerte desarrollo industrial y atraía cantidad de jóvenes que dejaban el campo en busca de trabajo y de mejores horizontes de vida. Algunos de ellos conseguían trabajo, pero por falta de experiencia y conocimientos eran explotados por patronos inescrupulosos, otros fracasaban en el intento y regresaban a sus campos y, algunos de los que permanecían en la ciudad vivían en situación de calle y se veían obligados a delinquir para sobrevivir.
Este panorama juvenil está asociado a este otro que aconteció en su visita a la cárcel de Turín. Allí contempló con gran tristeza jóvenes en condiciones higiénicas lastimosas, ociosos y en estado de abandono afectivo y moral muy deplorable, y mezclados con los encarcelados adultos. Aquel triste espectáculo sacudió en profundidad su corazón y le llevó a tomar la decisión de convertirse en padre y amigo de los muchachos que vivían en situación de calle, golpeados por la pobreza material, afectiva y moral. A la luz de estas experiencias descubrió que Dios le llamaba a abrazar el reto de ser “padre y maestro de la juventud” como es conocido hoy en día.
¿Cuál fue, nos preguntamos, la fuente de predilección de Don Bosco por los muchachos pobres, necesitados y en situación de riesgo? La respuesta la encontramos en su gran amor a Jesucristo, a quien aprendió a amar y en quien tener fe desde muy niño, al lado de su mamá. Creció con la convicción de que debía ser un signo del amor de Jesús Resucitado para los jóvenes. Y lo fue, sin lugar a dudas. He aquí algunas de sus expresiones que son prueba de ello: “El Señor me ha enviado para los muchachos… Estas palabras mías “son palabras de quien les ama con ternura en Jesucristo”
Muchachos, a través de estas afirmaciones pueden comprobar cuánto los quiere Don Bosco y cuán importantes son ustedes para él y para los salesianos de la Escuela Técnica Santo Tomás de Aquino de Valera o de cualquier otra obra salesiana de Venezuela. Tengan la firme confianza de que los salesianos de Don Bosco somos padres y maestros para ustedes, y gastamos nuestra vida para que ustedes lleguen a ser: “Buenos cristianos, honrados ciudadanos” y competentes profesionales.
Recuerden que el 31 de enero es la fiesta de San Juan Bosco.
El amor de Jesucristo es la fuente y raíz de la caridad o gran amor de la predilección de Don Bosco por ustedes los jóvenes. Don Bosco estaba convencido de que debía ser un signo de amor de Dios para ustedes. He aquí algunas de sus expresiones:
“El Señor me ha enviado para los muchachos”. “Mi vida está consagrada al bien de la juventud”. “No tengo más preocupación que procurar su aprovechamiento moral, intelectual y físico”. “Ustedes son el único y constante pensamiento en mi mente”. “Sí, ustedes son el objeto de mis pensamientos y preocupaciones”. “Mi vida es estar con ustedes”. “Queridos muchachos, les quiero con todo mi corazón: me basta que sean jóvenes para que les quiera con toda mi alma… Es difícil que encuentren uno que les quiera más en Jesucristo y que más desee su felicidad”. “Ustedes son los dueños de mi corazón”. “Permitan que les diga y que ninguno se ofenda: ustedes son unos ladrones; lo digo y lo repito: ustedes me han conquistado por completo… Me han robado el corazón. Se han adueñado de este pobre corazón, al que no le queda más que el ardiente deseo de amarles en el Señor, de hacerles bien y salvar el alma de todos”. “Muy queridos hijos míos en Jesucristo: esté cerca o esté lejos, no hago más que pensar en ustedes, únicamente deseo una cosa: verles felices aquí en la tierra y en la eternidad”. “Son palabras de quien les ama con ternura en Jesucristo”. Jóvenes comprométanse a honrar con gratitud a Don Bosco y a los salesianos no sólo ahora el 31 de enero, sino siempre. ¡Viva Don Bosco!