¡Nace la Vida, es NAVIDAD!

“La fiesta de la Navidad comienza a celebrarse en Roma el 25 de diciembre, desde el siglo IV. La Navidad festeja el punto de partida de nuestra Salvación con el nacimiento del Niño Dios, el Mesías prometido por Dios”

La Navidad proclama que Dios y el hombre se solidarizan en una misma causa. La encarnación del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María fue un acontecimiento privado, una experiencia profunda y silenciosa en María, pero se hizo público con su nacimiento en Belén, pues Dios se había hecho hombre como uno de nosotros.

En el nacimiento de Jesús, el Mesías, el Emmanuel, contemplamos algo nunca imaginado: Dios salva la distancia que el hombre había puesto desde el inicio con su pecado y crea en Jesús una posibilidad de encuentro. Desde ahora la causa de Dios es la causa del hombre, y la causa del hombre es la misma causa de Dios. Esto es lo que celebramos en Navidad.

Como ya conocemos la historia, José y María acuden a Belén para cumplir la orden de empadronarse dada por el emperador César Augusto y mientras estaban allí María dio a luz a su hijo en una gruta de animales porque, siendo pobres, no podían pagar una habitación privada en una posada.

La gente importante de Israel y de Jerusalén, como el rey Herodes, las autoridades religiosas, los encargados de gobernar al pueblo, estaban distraídos y ocupados; pensando y atareados en otras cosas, y “la luz verdadera (Jesús, el Mesías, el Salvador) que ilumina a todo hombre (…) vino a su propia casa (su pueblo) y los suyos no lo recibieron” (Jn. 1,11).

Sólo tuvieron noticia de un nacimiento y fueron a conocerlo, los pastores que estaban alrededor de la gruta, dos ancianos llamados Simeón y Ana que fueron a rezar al templo y unos extranjeros (los Reyes Magos) que vinieron de lejos a conocerlo. Con esta gente poco tomada en cuenta, Dios pone su casa y desde entonces Jesús, el Hijo de Dios se solidariza con sus preocupaciones.

Sin lugar a dudas, la Navidad es una invitación a la disponibilidad y a la solidaridad. En la Navidad están presentes dos personajes sin los cuales no hubiera habido Navidad: María y José. Ambos habían planificado su vida y formar una familia. Pero llega Dios y rompe los planes que tenían. María va a quedar marcada por los planes de Dios por todos los días restantes de su vida. A José, quien desconocía la encarnación del Hijo de Dios en la Virgen María, le pone en una situación tan incómoda que decide abandonarla. Más tarde decide continuar al lado de María porque entiende las razones de Dios. Solo así fue posible la Navidad en Belén; sólo si hay personas completamente disponibles y solidarias ante Dios, podemos celebrar hoy la Navidad.

En Navidad nace la vida, nace Dios. El Mesías, el Salvador había sido anunciado desde el momento mismo del pecado de Adán y Eva. El resultado de ese pecado es destructivo, pues el deseo de riquezas, de poder, de placer mata la vida de los hombres. Pero a medida que pasa el tiempo, Dios va anunciando la llegada del Mesías, de Jesús, del Salvador. Dios no se arrepiente de la promesa que le hizo a la humanidad. Cuando el Niño Dios nazca también nacerá con él la paz como fruto de su disponibilidad y solidaridad.

Dios, Padre de la vida, quiere que todos los hombres vivan y apuesta por la vida de todos sus hijos. Y quien recibe al Niño Dios que nace en Belén, se compromete con la vida y celebra la Navidad. Crecer juntos en familia es hacer realidad la Navidad.

¡Feliz Navidad y venturoso año 2021!